El próximo Domingo es la fiesta de Cristo Rey, que marca el final del Año Litúrgico. Las lecturas nos invitan a reflexionar sobre la segunda venida de Cristo, el fin del mundo. Podría ser aterrador hablar del fin, ya que implica la muerte, porque todos quieren vivir aquí para siempre. No somos más que peregrinos en la tierra, la vida continúa después de la muerte. La muerte es una puerta de entrada a la vida eterna, para los que creen.
En nuestro Evangelio de hoy, Cristo nos habla de su segunda venida, cuando "El Hijo del hombre vendrá en las nubes con gran poder y majestad. Y enviará a sus ángeles a reunir a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde las profundidades de la tierra hasta lo más alto del cielo» (Mc 13, 24-32).
La Segunda Venida será el momento de nuestra salvación definitiva cuando nuestras almas se reunirán con nuestro cuerpo glorificado. Será también el momento más espectacular e importante de la historia de la humanidad: la venida de Cristo en la plenitud de su gloria, de su poder, y de su divinidad, nos recompensará con la eternidad.
Es cierto que la primera lectura del profeta Daniel hace algunas predicciones aterradoras de esta venida. Sí, ese momento será terrible para algunos; los que no han cumplido la voluntad de Dios en esta vida terrenal, los que se han opuesto a Dios y Sus designios. Es decir, ese castigo será para aquellos que le han dado la espalda a Dios. Pero los justos, los que han buscado cumplir la voluntad de Dios en esta vida, los que por eso "Están escritos en el libro, despertarán a la vida eterna, resplandecerán como el esplendor del firmamento y resplandecerán como estrellas por toda la eternidad" (Dn 12, 1-3).
Nuestra actitud hacia la muerte no debe ser de miedo, sino de preparación para un momento de gloria. Es bueno preguntarnos: ¿Qué tan preparado estoy para la muerte? Personalmente, he preparado todas las lecturas y la Liturgia para mi funeral. Estoy listo cuando Dios esté listo para mí. En los preparativos del funeral con las familias, siempre es triste ver a los niños discutir sobre lo que prefieren para el funeral de sus padres. A veces, quieren las cosas menos cristianas para sus padres Católicos (como esparcir sus cenizas en el océano, dividir las cenizas para cada miembro de la familia, no tener una Misa, etc.). Todo esto porque los padres nunca dijeron ni escribieron lo que querían como Católicos, porque tienen miedo de hablar de la muerte. Estén preparados, porque la muerte vendrá.
Mientras esperamos la venida del Señor, ¿Qué estamos haciendo con el tiempo que ya tenemos? ¡Hoy es un regalo, mañana ni siquiera es una promesa!
¡Dios es bueno, todo el tiempo! Padre Tony Udoh MSP Pastor de Holy Family