MOISÉS Y LA ZARZA ARDIENTE: UNA INVITACIÓN A LA LLAMADA DE DIOS

La primera lectura de hoy nos lleva a una de las historias más interesantes de la historia de la salvación: el encuentro entre Moisés y Dios en la zarza ardiente. Este evento marca el comienzo del gran plan de Dios para liberar a su pueblo de la esclavitud. Es una historia de llamado divino, vacilación humana y la seguridad de Dios de que siempre está con nosotros. Moisés estaba cuidando ovejas cuando vio la zarza ardiente que no se quema. Él no estaba en un templo, pero estaba trabajando en el campo. Dios a menudo nos habla en medio de nuestra vida diaria, pero ¿nos tomamos el tiempo para darnos cuenta? Al igual que Moisés, debemos aprender a reconocer la presencia de Dios en los momentos ordinarios de nuestras ocupadas vidas.

Cuando Moisés se acercó, Dios le dijo: "Quítate las sandalias, porque el lugar donde estás es tierra santa" (Éxodo 3:5). La santidad no se trata solo de un lugar: se trata de la presencia de Dios. Dondequiera que Dios nos llame, ese lugar se vuelve sagrado. ¿Reconocemos nuestros hogares, lugares de trabajo e iglesias como lugares donde Dios está presente? Dios llamó a Moisés para que sacara a su pueblo de Egipto. Moisés se sintió indigno y preguntó: "¿Quién soy yo para ir a Faraón?" (Éxodo 3:11). Nosotros también podemos sentirnos inadecuados cuando Dios nos llama a servir. Pero Dios no llama a los bien preparados. Dios se equipa a los llamados. Su respuesta a Moisés es la misma para nosotros: "Yo estaré contigo" (Éxodo 3:12) Moisés tenía miedo, pero Dios lo tranquilizó. Cuando nos enfrentamos a desafíos, debemos recordar que no vamos solos. El nombre de Dios: "YO SOY" nos recuerda que Él es eterno y siempre está presente en nuestras vidas.

El encuentro de Moisés con Dios nos recuerda que: Dios nos habla en los acontecimientos ordinarios de nuestra vida cotidiana. También nos recuerda que donde está Dios, hay santidad y, por lo tanto, debemos ser respetuosos de la presencia de Dios. Dios nos llama a cada uno de nosotros a alguna misión/ministerio específico, incluso cuando nos sentimos indignos, y Él promete estar con nosotros siempre. Abramos nuestro corazón, escuchemos su llamado y confiemos en que dondequiera que Él nos envíe, Él irá con nosotros. Cuando respondemos a Su llamado, damos fruto en abundancia más allá de nuestra imaginación.

Dios es bueno, todo el tiempo!

Padre Tony Udoh, MSP

Pastor de Holy Family